1993. El primer “favorcito” del Villarreal
Sábado 12 de junio de 1993. Ultimo partido de la temporada en el Lluís Sitjar. El Mallorca, tras su victoria en la jornada anterior en el Miniestadi, ocupa la segunda posición de la tabla con un punto de ventaja sobre el Valladolid y el Racing. Con el Lleida líder destacado y ascendido ya matemáticamente a Primera División, queda por decidir quién le acompañará. Sólo el segundo conseguirá el premio del ascenso directo. El tercero y el cuarto quedarán supeditados a la promoción.
Nada hace pensar que el Mallorca de Serra Ferrer vaya a tener problemas. Recibe a un recién ascendido como el Villarreal que en teoría no debe plantearle demasiada resistencia. De hecho, en la primera vuelta el equipo no ha tenido dificultades para imponerse 0-2 en El Madrigal. El partido comienza bien, con el balón rondando con frecuencia el área del portero castellonense Luis Pascual. Sin embargo, el Mallorca no transforma ninguna de las ocasiones que crea y, rondando la media hora, en un contragolpe aislado, el sevillano Reyes bate a Toni Prats.
Con mucho tiempo todavía por delante, no parece que el resultado vaya a ser definitivo, porque la superioridad del Mallorca es evidente. Pero el árbitro andaluz Japón Sevilla señala el final del primer tiempo y el marcador no vuelve a moverse. No pasa nada. Quedan 45 minutos todavía y Serra Ferrer ha alineado un equipo muy ofensivo. Con una delantera formada por Gálvez, Jose y Milojevic y un medio campo eminentemente creativo, con Bogdanovic, Stosic y Luis Delgado, nada hace pensar que el Villarreal pueda resistir.
Pero resiste. Vaya si resiste. Los pocos periodistas que acompañan al equipo castellonense no dan crédito a lo que están viendo. Es sin duda el mejor partido de la temporada del equipo. Luchan cada balón como si les fuera la vida en ello, y el Mallorca acaba desesperado. Serra Ferrer da entrada a Sacarés y a Samper, pero es inútil. Cuando el árbitro pita el final los jugadores del Villarreal se abrazan como posesos en el centro del campo. Parece que han ganado la Copa de Europa. Los mallorquinistas, en cambio, delatan con sus miradas perdidas lo que acaban de dejar escapar: el ascenso a Primera División.
Eso fue hace 18 años. Muchos de vosotros ni siquiera habíais nacido. Lo he querido relatar en presente para darle inmediatez, pero aquel partido forma parte de la historia negra del Mallorca. Fue la última vez que Lorenzo Serra Ferrer se sentó en el banquillo bermellón, porque al día siguiente le destituyó Miquel Dalmau. Durante mucho tiempo circuló un relato que los dos protagonistas siempre desmintieron. Contaban que Serra Ferrer le ofreció a Dalmau comprar el partido en el descanso porque el Villarreal había puesto precio a su derrota. Contaban que el presidente se indignó de tal modo que ordenó el despido del entrenador en cuanto acabó el partido. Yo no creo que nada de eso fuera verdad, pero todavía hoy esa leyenda existe.
Pero más allá de lo que sucediera en el descanso, fue un resultado que provocó una crisis institucional tremenda. Aquel Mallorca estaba confeccionado para ascender a Primera División. No lo consiguió, porque más tarde perdería la promoción ante el Mérida, y el club inició una descomposición que paulatinamente le llevó a quedar al borde de la desaparición. Cuando Beltrán compró el club, en el verano de 1995, el Patronato de baloncesto tenía más socios que el Mallorca. Y todo aquello lo provocó una derrota inesperada. Una derrota con la que nadie contaba. Una derrota ante el Villarreal.
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