Día muy triste para el fútbol balear y para el Real Mallorca por el fallecimiento a los 83 años de edad de Antonio Oviedo Saldaña (Valencia de Alcántara, Cáceres, 1938). En la que posiblemente fue la peor época de la entidad, a finales de la década de los 70 del siglo pasado, Oviedo se hizo cargo del conjunto mallorquinista en Tercera y lo ascendió a Segunda A en dos temporadas.

Oviedo se recordará como el rey de los ascensos con el Mallorca. El primero lo logró como jugador, en la temporada 59/60. Aquel equipo, conocido como los héroes de Vallejo, consiguió que el Mallorca jugara por primera vez en Primera División. Dos temporadas después, con descenso incluido, Oviedo fue traspasado al Elche. Granada y Levante fueron sus últimos equipos.

No fue hasta los 41 años, tras una larga carrera por varios equipos y que fue más corta de lo deseado por una lesión en la rodilla, cuando tomó las riendas del Mallorca desde el banquillo tras hacer lo propio en equipos como el Poblense o el Margaritense. Llegó pocos días antes del inicio de la temporada después de que Andrés Quetglas renunciara por la falta de refuerzos.

Tras diecisiete victorias consecutivas, el Mallorca logró el ascenso a Segunda B. La afición, que siguió al equipo por todos los pueblos de la isla, despertó de su letargo. En la temporada 80-81 el equipo logró su segundo ascenso consecutivo, en una temporada histórica al conseguir el campeonato de Segunda B.

A la temporada siguiente llegó la despedida de Oviedo del Mallorca, que se produjo un 22 de diciembre de 1981 cuando, por unanimidad, la junta directiva que presidía Miguel Contestí decidió destituirle. Pudo presumir de que, con él en el banquillo, el Mallorca no perdió nunca como local. El Mallorca y el fútbol balear dice adiós a uno de sus mitos.

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